San Gergorio de Narek (el 27 de febrero)
De los relativamente pocos santos conmemorados esta semana:
23 de febrero: San Policarpo, obispo y mártir
27 de febrero: San Gregorio de Narek, abad y doctor de la Iglesia
He decidido escribir sobre San Gregorio de Narek, un santo aún bastante desconocido para la mayoría de nosotros en la Iglesia Católica. Sin embargo, es muy importante para los cristianos armenios y, en las últimas décadas, tanto para San Juan Pablo II como para el Papa Francisco, hasta que el Vaticano encontró una manera de honrar a este obispo y místico en la Iglesia Católica haciendo de su festividad una conmemoración opcional en el Calendario Romano General.
Entonces, ¿quién fue San Gregorio de Narek?
Nació entre 945 y 951 d. C. en el reino armenio de Vaspurakan, centrado alrededor del lago Van en la región montañosa de la actual Turquía oriental. Su padre, Khosrov Andzevatsi, era pariente de la familia real Artsruni, que gobernaba el reino en ese momento.
Recuerden aquí que la historia de San Gregorio no era tan diferente de la de San Francisco Javier o de San Carlos Borromeo en este sentido, ambos de “buena cuna” nacidos en casas nobles de reinos o ducados de su tiempo, pero cuya importancia ha sido absorbida desde hace muchos siglos por el tiempo:
El padre de San Francisco Javier había sido presidente del Consejo de Asesores del Rey del Reino Vasco de Navarra, que en vida de él fue absorbido por el ascendente Reino de España. San Carlos Borromeo nació en una de las familias más ricas de Lombardía/Ducado de Milán, su madre era de la familia Medici y su hermano (su tío) un Papa. Sin embargo, llegó a ser el último en la línea de Borromeo, llegando santo, en parte porque como obispo de Milán gastó la fortuna de su familia para salvar a la gente de Milán durante una gran hambruna.
En el caso de San Gregorio de Narek, no queda casi nada del reino cristiano armenio de Vaspurakan donde nació. Incluso el Monasterio de Narek [en] donde había sido enterrado y venerado fue demolido en los primeros años del siglo XX durante el Genocidio Armenio y los Turkos, muselmanes, han puesto una mezquita sobre sus ruinas.
Dicho esto, en su tiempo, y en los siglos posteriores hasta hoy, la espiritualidad mariana de San Gregorio de Narek llegó a ser muy importante en su parte del mundo cristiano y en el último siglo fue notada en la Iglesia Católica, en primer lugar por San Juan Pablo II, quien se refirió a él en su Encíclica Redemptoris Mater (Madre del Redentor).
El legado San Gregorio de Narek se convierte en un recordatorio de que “aunque hasta as montañas puedan caer (y los reinos se conviertan en polvo), el amor del Señor queda para siempre”. De hecho, en su propia vida, San Gregorio sostuvo la posición de que somos verdaderamente salvados solo por nuestra fe y al final por la gracia de Dios, ideas que surgieron siglos después en Occidente durante la Reforma Protestante, pero que le llegaron a a él través de su reflexión sobre Cristo, sobre su propia vida y su propio lugar en ella, miles de kilómetros de distancia y muchos siglos antes de que Martín Lutero caminara por la tierra en Alemania en el siglo XVI.
¡San Gregorio de Narek, ruega por nosotros!
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