Santa Rita de Cascia (el 22 de mayo)
De los varios santos y festividades que se celebran esta semana:
18 de mayo - QUINTO DOMINGO DE PASCUA - C
20 de mayo - San Bernardino de Siena, presbítero
21 de mayo - San Cristóbal Magallanes, presbítero, y compañeros, mártires
22 de mayo - Santa Rita de Casia, religiosa
25 de mayo - SEXTO DOMINGO DE PASCUA - C
En honor de nuestro nuevo papa León XIV, he decidido escribir sobre la santa agustina, Santa Rita de Casia.
Aunque fue una santa popular durante muchos años, de hecho, siglos, fue canonizada por el papa León XIII en 1900, y ha figurado intermitentemente en el calendario general del siglo XX desde entonces.
¿Por qué? ¡Pues es una santa interesante, aunque a veces problemática!
La futura Santa Rita nació llamada Margherita “Rita” Lotti en 1381 en el pueblo de Roccaporena, una pequeña aldea cerca de Casia, en la provincia italiana de Umbría, entonces uno de los estados papales.
Se casó con un noble rico pero de carácter irascible, Paolo di Ferdinando di Mancino, quien se granjeó muchos enemigos en toda la región y desquitaba sus frustraciones con su esposa y su familia.
Así, la futura Santa Rita se hizo famosa en la región por ser la esposa compasiva de un esposo muy difícil y, a veces, ingeniosamente problemático.
Entre las dificultades que el esposo de la futura Santa Rita le impuso a la familia se encontraba su involucramiento en una disputa con otra familia de carácter irascible, los Chiquis, de la región. Esta disputa finalmente le costó la vida al esposo de Rita.
Tras la muerte de su esposo, ella perdonó públicamente a los asesinos y se dedicó a la crianza de sus dos hijos.
Sin embargo, los hijos, imitando a su padre, deseaban vengar su muerte. Así que la futura Santa Rita rogó a Dios que los salvara de un pecado mortal inminente, y… según la piadosa tradición, Dios respondió a sus oraciones de forma creativa, aunque ignominiosa… ambos contrajeron disentería y murieron poco después, pero más precisamente _antes_ de poder vengarse de los asesinos de su padre.
Liberada así de cualquier responsabilidad familiar, Santa Rita aprovechó la oportunidad para ingresar al convento.
PERO, las monjas (augustinianas), temerosas de su pasado con su irascible esposo (y de los enemigos que este acumulaba), intentaron rechazarla. Finalmente, le dijeron que la aceptarían en el convento, pero SOLO si hacía paz entre la familia de su esposo y la familia que lo había asesinado.
Así que la futura Santa Rita oró una vez más… y, según la piadosa tradición, Dios respondió a sus oraciones de nuevo… enviando una plaga sobre la región que mató a tantos miembros de ambas familias rivales que, al final, nadie quiso continuar con su enemistad.
Santa Rita se convirtió así en una santa fascinante, que por un lado parecía simplemente una "mujer tranquila y humilde" o, a veces en el lenguaje actual, una “víctima constante.” Sin embargo, parecía ser alguien a quien Dios escuchaba y defendía, humillando a todo tipo de arrogantes a su alrededor, a veces de maneras definitivas si creativas.
Es como la dulce figura de una abuelita sonriente que amaba a su familia, y oraba por ellos, pero nadie quería meterse con ella porque… Dios la escuchaba.
Se convierte en un interesante ejemplo de la Bienaventuranza: “Bienaventurados los humildes, porque ellos heredarán la tierra” (Mt 5, 5).
¡Santa Rita, ruega por nosotros y protégenos!
Imagen por Pedro Antonio Fresquis c. 1815
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