San Patricio de Irlanda (el 17 de Marzo)

De las varias conmemoraciones que se celebran esta semana:

16 de marzo - SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

17 de marzo - San Patricio, Obispo

18 de marzo - San Cirilo de Jerusalén, Obispo y Doctor de la Iglesia

19 de marzo - San José, Esposo de la Beata María


aunque no soy ni de una parte irlandés, he decidido escribir sobre San Patricio. Y lo hago porque he llegado a amarlo por su exemplo de perdon y fe.


El futuro San Patricio nació probablemente a finales del siglo IV d. C. en la Britania romana. Según su Confesión autobiográfica de San Patricio, su padre, llamado Calpurnio, fue senador, recaudador de impuestos  y diácono de una ciudad o región no especificada de Britania. Su abuelo, Potitus, había sido sacerdote (StP Conf #1) (N.B. que el celibato sacerdotal llegó a ser la norma en la Iglesia católica occidental en los siglos VIII, IX y X d.C.  Lo menciono que el abuelo de San Patricio fue sacacerdote no para tomar ninguna posicion sobre el tema de esta practica, sino simplemente para subrayar que el futuro San Patricio provenio de una familia ya bien cristiana por varias generaciones).


Incluso el nombre Patricio es interesante. San Patricio se refiere a sí mismo en sus escritos como Patricio. No usa ningún otro nombre para sí mismo. Sin embargo, podría decirse que el nombre tiene un toque despectivo: «de familia rica (patricia)» o «niño rico».


Así pues, como habrán podido ver los lectores de mi blog, al igual que muchos otros santos recordados en el calendario litúrgico de la Iglesia, el futuro San Patricio nació en una familia relativamente rica e importante.


Sin embargo, su vida dio un vuelco cuando unos invasores irlandeses (aún paganos) atacaron la granja y villa de la familia de San Patricio en Bannavem Taburniae (no se sabe con certeza dónde se ubicaría esta granja, villa o finca) y lo tomaron como rehén a los 16 años (StP Conf #1).


Fue durante la esclavitud que el futuro San Patricio llegó a apreciar y profundizar enormemente su fe (StP Conf #2, 16).


Más tarde, San Patricio escribió que seis años después de haber sido hecho cautivo, escuchó una voz que le dijo que "ahora" era el momento de huir y que había un barco esperándolo. Pues huyó de sus captores, para quienes servía como pastor, y aparentemente viajó hasta 320 kilómetros, en Irlanda, hasta la costa, donde encontró un barco que lo llevó de regreso a Gran Bretaña y logró regresar con sus padres (St.P Conf #23).


Lo que me ha llamado la atención de San Patricio fue lo que sucedió después. Que decidió tomar vocación de sacerdote no fue tan sorprendente: la experiencia del cautiverio y las dificultades en general profundizaron su fe. Lo que me resulta notable es que regresara a Irlanda, con quienes lo habían secuestrado, para convertirlos.


Podría haber estado muy amargado: «Esa gente han herio a mi familia y me arrebató los mejores años de mi vida».


En cambio, literalmente _eligió_ amarlos, orar por ellos, y sí, logró convertirlos, hasta tal punto que, gracias a la fe de este hombre, Irlanda se convirtió en un bastión del cristianismo. Siglos después, tras la invasión de Europa por los bárbaros, fue en gran parte obra de los monjes irlandeses, quienes posiblemente no habrían existido de no ser por San Patricio, quien regresaron a la Europa continental y la reconvirtieron.


Sí, la fe de un hombre puede cambiar el mundo.


¡San Patricio, Patrón de Irlanda, ruega por nosotros!

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