San Pablo Miki (el 6 de febrero)
De los Santos y Festividades que se celebran esta semana:
3 de febrero - San Blas, Obispo y Mártir
3 de febrero - San Ansgar, Obispo
5 de febrero - Santa Águeda, Virgen y Mártir
6 de febrero - San Pablo Miki y Compañeros, Mártires
8 de febrero - San Jerónimo Emiliani
8 de febrero - Santa Josefina Bakhita, Virgen
He elegido escribir sobre San Pablo Miki (y sus compañeros).
El futuro San Pablo Miki nació alrededor de 1565, en una familia japonesa de cierta importancia. Su padre, Miki Handayu, fue un caudillo durante este período (Sengoku) de relativa inestabilidad en la historia japonesa. Fue Miki Handayu quien se convirtió al cristianismo (catolicismo), siendo bautizado en 1564 y adoptó el nombre bautismal de Paulo. Su hijo, el futuro San Pablo Mikii, fue bautizado a los cinco años y también adoptó el nombre de bautismo de su padre. Se desconoce el nombre japonés de San Pablo Miki.
El padre del futuro San Pablo Miki lo envió al primer seminario (menor) establecido en Japón, ubicado junto al Castillo Azuhi. Unos años más tarde, después de que el castillo fuera incendiado (recordemos que era una época de mucha inestabilidad en Japón), el seminario se trasladó a Arima (hoy ciudad de Takatsuki).
Durante este tiempo, el padre del futuro San Pablo Miki, aunque católico, siguió siendo considerado un miembro leal de la élite de Japón, sirviendo bajo el mando del señor de la guerra Oda Nobunaga en Kioto, una de las ciudades más importantes de Japón y posiblemente su capital en ese momento.
Después de enterarse de que su padre murió durante la Campaña de Kyusu que buscaba reunificar las islas japonesas bajo un solo gobierno, el futuro San Pablo Miki decidió dedicarse a su fe. En agosto de 1586, ingresó como novicio en la Orden de los Jesuitas.
Se hizo conocido como un predicador erudito y elocuente, que estudiaba el budismo para debatir con sus clérigos y tuvo éxito en la conversión de un buen número de sus oyentes.
Sin embargo, la persecución de la naciente y creciente Iglesia en Japón pronto pasó a primer plano.
Después del Incidente de San Felipe en octubre de 1596, que implicó un naufragio frente a la costa de la isla japonesa de Shikoku de un galeón español que transportaba un gran número de misionarios católicos de las Filipinas, Toyotomi Hideyoshi, el comandante militar que dirigió la mencionada Campaña de unificación de Japón en Kyusu y que servía por entonces como regente militar del Emperador de Japón, ordenó el registro y la supervisión de los misioneros cristianos.
En diciembre de 1596, el cada vez más paranoico Hideyoshi ordenó la captura y ejecución de los misioneros franciscanos en Japón. A pesar de que Miki y sus compañeros eran jesuitas, también fueron arrestados y condenados a muerte.
Sin embargo, Hideyoshi no sólo quería que los misioneros arrestados fueran ejecutados, sino que los convirtieran en un ejemplo. Así, aunque fueron arrestados en Osaka, Miki y sus compañeros fueron exhibidos como prisioneros por todo el país. En Kioto, Hideyoshi hizo que les cortaran la oreja izquierda a los prisioneros, en un intento de mostrar el poder imperial de Japón sobre ellos. Sin embargo, la acción sólo les granjeó la simpatía de la población de la ciudad. Finalmente, los prisioneros fueron llevados a Nagasaki, el lugar de la primera misión cristiana de San Francisco Javier en Japón.
Cuando los prisioneros vieron que debían ser crucificados en lo que según la leyenda era la colina Nikasika, en las afueras de Nagasaki, los prisioneros, 26 de ellos, comenzaron a cantar el tradicional himno católico, el Te Deum. También según la tradición, el futuro San Pablo Miki, S.J. continuó predicando al pueblo incluso desde la cruz de su eventual martirio, notando él no fue “un estranjero” como los misioneros en gran parte filipino crucificados a sus lados. En cambio él fue japonense y pues fue condenado a morir simplemente por su fe cristiana.
San Pablo Miki, S.J., murió el 5 de febrero de 1597. Con él fueron crucificados 25 misioneros filipinos, entre ellos el futuro San Lorenzo Ruiz.
San Pablo Miki, S.J. fue canonizado el 8 de junio de 1862 por el Papa Pío IX. San Lorenzo Ruiz y sus compañeros filipinos fueron canonizados el 18 de octubre de 1987 por San Juan Pablo II.
¡San Pablo Miki, St. Lorenzo Ruiz y compañeros, rogad por nosotros!
Leyenda: Imagen del sitio web llamado Theophilia.
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